Hoy soñé que moría,
de repente tuve miedo de perder lo que tengo.
Me faltó resucitar,
llenar mis pulmones,
pero solo había oscuridad y eran tus brazos los que me rodeaban.
Me cogió la tormenta,
grité como si te fueras.
Cerré los ojos,
dejé de respirar,
te enseñé mi alma por dentro mientras se desvanecía.
Desperté y era igual.
Solo que más caliente,
más blanco, más lleno.
Más vivo,
con más ganas.
¿Entiendes?
Hoy no preferí morir,
no me tiré por el barranco.
Justo ayer me di cuenta.
1 comentario:
Hoy leo esto, te has superado y confirmado como una extraordinaria escritora. Nunca leí nada tan precioso.
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