¿Qué le pasa a tu cabeza?
Remueves con el dedo el pasado y luego te lo pasas por los labios,
sabiendo que está mal pero disfrutando del sabor.
Piensas que, habiendo destrozado el cuento, puedes clavarte los créditos en la frente
y llevarlos a todos lados, incluso con ella de la mano.
¿Qué te pasa?
Te preocupan mis pisadas, mis lugares, mis manos sobre otros.
Te preocupa todo menos lo que tendría que calarte.
Y yo te digo que he calcado con punzón todo lo que siento, en mi vientre,
y lo rozo con los dedos para nunca olvidarme.
Tengo que decirte que al cruzar la meta no puedes correr de nuevo,
que la cinta se rompe para el primero y con el nudo no basta.
Sigue ahí, mirándome.
Pero luego besa sus manos, imaginándote que aun caes si soy yo.
Si soy yo la que te empuja.
Sigue mirándome.
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