Odiaría olvidarme de ti,
pero tu cara se me emborrona con otras
y ya no sé si reconocería tu olor entre la gente.
Tus manos siguen quemando, de esas no me olvido.
Dejaron líneas finas en mis brazos,
huellas rojas en mis caderas.
Que te cambien los ojos de color con el sol se ha convertido en himno.
Y lo entono cuando me coges la llamada,
recordando como sonaba tu voz alta en la habitación.
Viajo por la playa echando de menos tus bosques,
pero es verano y las hojas se secan,
por lo que busco el agua y te pido un sorbo.
Subo las cuestas hacia tu casa,
se me ha olvidado el número y me pierdo en las escaleras.
Ahora afirmo que añoro...
Recuerdo que antes no lo hacía.
1 comentario:
Precioso, bonito.
¡Añorar!
Bonito también.
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