Huyo por la salida de atrás, la del cartel verde.
Al llegar me has montado un muro que me ha hecho chocar.
¿Qué hiciste?
Si la verdad es que cuando volvía,
tú lo hacías conmigo.
Y resulta que el valle no era idílico, sino árido.
Cuando volvía, tú estabas allí.
Y me hacías sonreír.
Me malinterpreto a mi misma.
Ni yo explico la roca que me ha caído encima,
la sangre que derramo al andar.
Igual es que del altar te me has ido,
buscando el sitio que te corresponde.
Y allí no me gusta vivir aunque me hayas preparado un hueco.
Me voy a escapar de tus manos una vez más.
Y dentro de un mes, al volver, recordaré lo que me hace feliz de ti.
Me voy a escapar de unas manos que no se cierran a mi alrededor.
Pero que me piden que esté, que las caliente en abierto.
Ando dolorida de veras,
te lo juro.
Confío en que no rompiste mi confianza,
pero hasta yo te veo mirarme.
Hasta yo escucho como hablas cuando hablas de mi.
Y de ahí si que no me puedo ir
No hay comentarios:
Publicar un comentario