Sugieres que salga corriendo en tu busca justo cuando ya he olvidado el camino.
Quizá tras los años todos nos volvemos un poco más ignorantes de lo conocido,
de lo recordado.
La solución hubiera sido borrarme la memoria en el preciso instante en el que me atacaron tus misiles.
Es decir, pedirme el olvido cuando me era imposible hacerlo.
Esa no fue la idea final.
Por el contrario,
me tatué tu nombre en la boca,
cerré mis manos y no lo dejé cicatrizar.
Se arrugó y se puso negro,
comenzó a pudrirme la sangre.
Ahora que ya vomité,
que ya me deshice de la mancha en los labios...
Sugieres que salga corriendo en tu busca.
Y yo tengo la piel nueva y rosa.
Y no quiero mancharla con tu aire.
¡Cómo me obligué a volverme ignorante!
¡Cómo actué y acabé creyéndome el personaje!
Que feliz me hace eso a día de hoy.
1 comentario:
Viva la felicidad y el olvido racional.
Un texto como una una explosión, de palabras,
frases,
de pura descarga emocional.
Publicar un comentario