Bajé la escaleras volando con las flores secas del salón y tu último resquicio.
Pensé en deslizarme hasta el suelo pero mis alas hacían contrapeso.
Crecieron en mi espalda aquel día que abrí los ojos,
son las que me alejan de los sitios donde no pertenezco.
Lancé los pasados al rio,
los vi hundirse bajo el agua oscura y respiré.
Visualicé que llegaban al fondo y allí enmohecían,
volví despacio a casa preguntándome por qué no lo hice antes.
El ascenso se hizo sencillo pues mi corazón no pesaba.
Y allí al volver me vi sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario