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25 de noviembre de 2014


Cuántos errores veo cuando me coloco enfrente del espejo. Son cientos de pequeños detalles que nadie ve hasta que se acerca lo suficiente. Lo suficiente para no poder irse, aunque no le gusten. 
Así me quedo, durante horas y horas en frente del panel refractante que me odia y me escupe todas las cicatrices que hay en mi cara, la forma que tienen mis pensamientos o la manera que tengo de hacerme daño cuando estoy nerviosa.
Y luego están los gritos, porque soy muy chillona y a veces no me doy cuenta.
Puede que haya aciertos, pero, sinceramente, no los puedo ver cuando estoy tan cegada con las cagadas, y lloro, lloro hasta decir basta. Y cuando lo digo, vuelvo a llorar por darme cuenta de que ni a mi misma me puedo hacer caso.
Mírame, iba a escribir de sus errores y he acabado escribiendo de los míos. ¿Eso no es un problema de autoestima?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Texto de ansiedad, es lo que produce al introducirse en el personaje. Muy bueno.