Translate

19 de noviembre de 2014

Lost in the city of angels.


Llueve en los cajones del escritorio que utilizo para estudiar. Aunque coloque miles de paraguas en fila india, los bordes de la tinta que utilizo para llorar se emborronan y caen al suelo, formando grandes manchas negras que, mis pies descalzos no pueden esquivar por más que lo intenten. 
Hace frió debajo de la cama, donde guardo los zapatos. Luego, cuando dejo de andar descalza, tirito y me estremezco a cada paso. Y no puedo hacerlo de otra manera, porque no hay nada que cambiar o mejorar. Solo intento guardar silencio y gritarle a las esquinas. Hablarle a las paredes o abrazar las cazadoras. 
Nieva dentro del armario donde me escondo para no ver el mundo. Donde cierro los ojos y no los vuelvo a abrir hasta que amanece. Donde guardaba sudaderas que antes solía utilizar y ahora no sé donde están. 
El cielo suspira cuando me asomo la ventana y no te veo. Y solo diferencio mi reflejo, débilmente enmascarado. Porque ya no sé quién soy. Porque me miro y no puedo conocerme por más que yo quiera.
Hay un huracán en la calzada. Y vuelo cuando intento darme la vuelta para verte de espaldas. Subo al cielo, donde no me vea nadie o yo no pueda llorar todo lo que necesito hacerlo. 
Las palabras sin sentido son las que más significan. Por eso siempre digo tonterías e intento que no me entiendan. Pero hay algo en las letras que alarma a quien va dirigido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Texto que transmite la contención del personaje que necesita llorar o gritar, tristeza y dolor, todo en él.
Excelente.