Translate

14 de diciembre de 2014

Yo quiero ser carne de cañón.


Bombón, ¿qué clase de piropo es ese? Ni que me gustara el chocolate. Y a él tampoco. No estoy rellena ni de praliné ni de licor de cereza. No soy dulce, más bien, soy salada. Ella, quizá, era más azucarada o más guapa. Yo soy más de tequila, limón y sal. Más de amargarme cuando no entiendo algo. Más de ser rara. Pero yo sé que no soy un bombón. Así que espero no volver a leer esa palabra. 
Porque siempre he odiado el chocolate.
Tal vez, la recubría una capa de virutas de coco o de yema de huevo. Nunca me ha gustado lo dulce. No sé si era una metáfora o algo parecido, pero lo vi tan convencido llamándome eso. Bombón, me dijo.
Y yo sonreí y le dije que eran imaginaciones suyas, que yo era de carne y hueso y que ojalá no me lo volviera a decir. Y se lo dijo a otra. Ella si estaba feliz, lo abrazó con fuerza y le devolvió el piropo. Entonces, él supo que había encontrado a la persona más dulce para él.
Pero no era yo.
Creo que, desde ese día, he intentado morder cacho a cacho los bombones de los que me hablaba.
Aun así, sigue sin gustarme el chocolate. Recuerdo que hubo un día que quise que me llamara algo como eso. Un día de esos en los que ya no estaba a mi lado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen texto evaquesalao. Tiene coherencia, fondo ideológico, estilo literario propio y despierta emociones. Eres guay salada .
Besos
LTI