Infinita ingenuidad.

Podría partir para no volver nunca. Es lo que me gusta, ir por mil laberintos unidos por hilos rojos. No sé si es por pura demencia o por impura locura. Que la cordura se me acabó hace un tiempo. Puede que sea verdad y no podamos elegir que es lo bueno o que es lo malo. Pero me encanta tener la oportunidad de poder equivocarme tantas veces como quiera. No miento, no creo en las segundas oportunidades. Simplemente pienso que nuestra gran hora tiende a llegar cuanto más lejos estemos de ella.

Parece una mera ilusión y lo siento si no sé explicarlo. Pero no hay imposibles, ya que todas esas casualidades, algún día nos harán alcanzarlos y abrazarlos. Tanto que nos convertiremos en hacedores de felicidad. En hacedores de vida y milagros. 

Podría volver para tener una excusa que utilizar para poder irme de nuevo, pero me conformé con quedarme aquí, sin mi y sin nadie. Sola, hacedora de imposibles.