Universos infinitos.

Si fuera verdad que la vida son tres días ya me habría ido a ninguna parte muchas veces. Como cuando andas sin una meta marcada o algo que te haga seguir caminando. Simplemente avanzas, rápidamente y con los nervios a flor de piel, atenta a todo y absorta en ti misma. Que te sorprendes cerrando los ojos y aspirando el aire de la noche o el día. Según lo que decidas.

Te digo que no necesitamos volver para darnos cuenta de que allí somos más felices. Pero algo me sujeta y me impide dar media vuelta, llámalo fuerza de atracción. ¿Desde cuando he sido una carga positiva? Es normal entonces, que no pueda despegarme. No te creas que me importa demasiado. Nunca he estado mejor que cuando he estado aquí. Por muy infeliz que me veas o por muy secas que me sienta las manos. Que piden roce y caricias de otras iguales.

Nunca he tratado de hacer las cosas por competición. Necesitaba libertad y pereza para poder "crear" algo. Por eso utilizo mis idas y venidas como musa. Y que musa más complicada, siempre me quedo en el mismo sitio aunque continúe caminando y aspirando el aire de la noche o del día. Según lo que decida. Entonces, llegados a ese punto, decido que voy a hacer las cosas por ti, aunque no me inspires. Me sirves de vida, ya que la tuya le da mil vueltas a la mía. Por mucho que me pese.

Es verdad, yo intenté entrar en ella, y mírame. He caído como ciertas torres y me he inundado de mis propias ruinas. O de las tuyas.

Ojalá pudiera adivinar en qué piensas, no hay nada que me de tantos quebraderos de cabeza.