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2 de abril de 2017

Ella tiene los ojos grises. 
No son bonitos, 
son de un gris sin betas, sin bordes coloreados.  
Son insípidos.
 En cambio su sonrisa se ilumina cada vez que los entorna.
Tiene los labios rosas
y nunca los pinta por miedo a tapar lo único que tiene color en su vida.

Tiene esos andares de como si no le importase nada. 
Aunque no pare de pensar en ciertas cosas. 
Mueve las manos a compás de sus pasos, 
pisa fuerte y no vacila. 
Aunque en su mente se formen mil acertijos justo antes de posar la suela en la calzada.

Tiene más días vividos de los que lleva viva.

Tendrías que verla bailar.
No es como se mueve,
es como la ves volando de una esquina a otra de la discoteca, 
como flota por encima de los charcos de alcohol 
y se mancha hasta las entrañas. 
Tendrías que verla bailar porque es de las pocas veces que la verás siendo ella misma.


Salta de bar en bar sin importarle robar unas cuantas monedas de su cartera, 
que siempre lleva abierta. 
Hace equilibrismo sobre labios desconocidos 
y nunca se cae porque va con los brazos abiertos. 
Nunca se queda en la misma boca dos noches seguidas 
y eso a la larga le pesa. 
Le pesa tanto que sigue haciéndolo como excusa para no tocar las nubes 
que tanto daño le hicieron aquel día 
cuando decidió saltar al vacío desde las manos de un buen conocido.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Amor
Desamor
Intensidad
Entrega
Decepciones

Un mini relato estupendo
con fuerza,
cada vez con mas fuerza y claridad
¡Felicidades! Universos Infinitos