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2 de junio de 2020

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He empezado a hacer muescas en la pared.
Eso me cura el alma.
Me depura la sangre contaminada de vida, de amor y de lágrimas.
De lágrimas de las bonitas.
Sí, de las que son dignas de repetir.

Me ha parecido una forma bonita de bailar al ras de la tormenta.
De evadirme, de separarme del paralelo,
de tomar el camino equivocado por una vez,
para así tirar por la borda todo lo malo que nos persigue.

He empezado por hacer muescas en la pared y ya llevo ocho heridas en la palma de la mano.
Lo noto al andar, que me desangro de pisadas.
Que me caigo al levantarme.
Y caigo.

No me estoy perdiendo nada.
Es como si tuviera la pantalla a 2 centímetros,
te juro que lo escucho todo, pero es que no le estoy haciendo caso.
Estoy ocupada guardando los días, los meses y los años en mis sobres.
En tus fotos y en tus cartas,
donde puedo refugiarme siempre que me derrumbe del todo.
Para construirme…
Para no dejarlo.

Así me preparo para la siguiente muesca.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacia tiempo no te leía, genial y sorprendente.
De tus textos, se desprende una crisis, emocional, real o no, lo subrayo en mayusculas CRISIS.
Cuidate.

Universos Infinitos dijo...

me alegro de que te siga gustando mi contenido^^
sí! momentos de crisis me hacen escribir, pero ya pasó, ahora todo está bien!!