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1 de octubre de 2020

 Esta noche intentando dormir, se me vinieron a la mente tus manos intentando cubrirme la espalda.

Rozándome las alas caídas.

He soñado que estabas detrás de las cortinas escondido y que lo único que me dejabas ver eran las puntas de tus zapatillas.

Cuando volví a mirar me había despertado y vi la ventana vacía y brillando.


Siento que hacer feliz a las personas es algo que haces sin saber.

Que justo cuando pienso que todo se ha terminado, sonríes y rebobina toda la película.

Eres la chispa que enciende la cascada, 

el bosque que respira debajo de mi cama,

la mirilla de una puerta que siempre está cerrada.


¿Cómo te lo explico?

Eras sol cuando mis hojas estaban blancas y no verdes.

Eras oasis entre tanto vacío árido.

Eres todo lo que no eres ahora conmigo.

Pero que eres para tí mismo y eso me consuela.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Afortunado y envidiable personaje de tu lindo relato,
Al que tanto quiso su autora
O aún quiere,
Felicidades por ser tan especial escribiendo.
Encantado de poder seguir regalando caramelos.