Hoy te vi en la arena y mientras pisaba las ascuas me recordé pequeñita.
Flotando, miré al cielo,
suspiré y bajo las olas me dejé mecer.
Volverás, me dije,
como las mareas.
Sonreí.
Tuve que salir corriendo a mi toalla porque el mar se la tragaba y ahí te me apareciste,
diciendo cosas que me decías antes
y que olvidaste que sentías.
Mientras el viento seguía soplando,
tú me ayudaste a ordenar mis cosas
y supongo que me refiero a las de dentro,
a las que dolían en su momento.
Qué preciosa metáfora, ¿verdad?
Lo más bonito que me ha pasado ha sido ver las gaviotas volar
y aterrizar,
subir,
bajar...
Descansar en la orilla.
Decir: "Ya basta".
Ojalá yo fuera como las gaviotas.
Pero, aunque de verdad no estés aquí
y esto solo sea un espejismo.
Lo cierto es que sigues estando en la arena,
en el agua,
en la espuma.
Lo cierto es que me sigo quemando pero sigo pisando.
1 comentario:
Impresionante sorpresa
Tus versos de nuevo
No tengo suficientes caramelos
Para dar.
Bellísimo!!!
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