Aún se me llena la boca de cosas por decirte.
Acumulo las cartas en la esquina del cajón,
las aplasto con el peso de los años que pasan.
Y yo sigo queriéndote decir que...
Ayer pensé en ti tan fuerte que me hizo daño,
le dije a alguien que no conozco todo lo que me hiciste,
lo bonito que tenía el cuarto cuando tú estabas allí,
lo poco que me quise cuando te fuiste.
Me construiste el corazón que ahora visto y le presto a otros.
Ayer pensé en ti tan fuerte que noté tu dedo en mi mano,
el hueco blanco de su presión contra mi palma,
ahí está,
intacta,
aún.
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