¿Qué ves cuando miras al cielo?
Siempre sonreías con la nariz apuntando a las nubes,
como si el simple gesto te tranquilizara,
como pensando que no podrías aspirar a más.
¿Ya hay paz? Te pregunté sin decir nada, parafraseando a mi grupo favorito.
Pero seguías mirando hacia arriba aunque el sol te quemara las pupilas.
Que suerte no haber ahondado en tu mente desde el principio,
que suerte fue, simplemente, no haber abierto la boca en ese momento.
Te hundirá y me hundirá, dijiste el día que preferiste mirarme a mi.
y que razón llevaba aquella canción,
aun habiendo existido años atrás.
No separaste los labios pero te escuché,
fue como un rayo partiendo los edificios en dos,
como la brisa que oxida los clavos.
Cada vez que me quiero ocultar, tú me conviertes en gigante, pensé.
Me pareció la forma más bonita de apoyarme en tu espalda y respirar hondo.
Y a día de hoy sigo cantando una y otra vez esos versos,
notando como la misma frase cambia de significado solamente porque lo dejo hacer.
¿Qué veías cuando mirabas al cielo?
Sigo preguntándome qué había allí que no hubiera aquí.
Por qué el pasado no es compatible con el presente,
como si hubieran colisionado sus mares,
creando un gran tsunami.
Una gota colma el vaso...
Otras veces ya es el mar
Otras veces ya es el mar
Y es el mar esta vez, ¿lo entiendes?
No hay comentarios:
Publicar un comentario