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19 de mayo de 2021

la vida es tan bonita que parece de verdad.

 Alzó la vista al cielo y encontró el sol en lo alto,
cegándole de esas cosas que no le gustaba ver.
La verdad es que le hizo un favor,
pues ha aprendido a mirar al suelo y pisar sobre seguro.
Y mientras, notaba el sol calentándole la nuca. 

Otro día decidió reservar el último asiento en un tren,
y miró la ventana durante todo el trayecto.
Pensando en lo que tú también pensarías si sintieras lo mismo.
Llorando, se dio cuenta de que aquel paisaje no era el suyo,
que los bosques no estaban nevados, 
que el sol que la cegaba le borró la memoria,
y por tanto las pesadillas.

Pero, ¿Qué sería de ella?
Necesitaba los lamentos para saber hacia donde dirigirse,
para nunca volver al mismo sitio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una narración encantadora y triste a la vez. El personaje a quien te diriges aquí,
seria afortunado, de saber que es él, de leer tus letras, seguro que se siente así. :) Precioso.