Hace poco descubrí que uno de mis anillos no era de plata,
ennegreció los alrededores.
Lo intenté limpiar con una de estas toallitas y solo lo empeoró más.
Intenté cubrir el error y solo lo empeoró más.
Pero lo curioso es que lo sigo llevando,
lo alejo del agua y obvio que tengo los dedos negros.
Cada vez tiene más vetas amarillas.
No paro de mirar el sello del 925 y me da rabia haber comprado un anillo de plata
y que resultase ser falso.
¿Comprendes?
Pero lo curioso es que lo sigo llevando.
1 comentario:
¿Agarrarse a los recuerdos?
Precioso.
Publicar un comentario