Ella piensa que es especial,
pero no nota que tus mejillas se encienden con mi risa.
Supuse que al alejarme dejaría de temblar.
Supuse que me prendería como las cerillas,
pero me he arrinconado bajo este aguacero.
Ahora me enredo con las palabras,
ella, en cambio, hace fluir las tuyas por cada hueco de tus manos,
perdiéndolas de vista,
haciéndolas escapar mientras espera que caigan en jarras.
Ella piensa que es especial,
pero agujereaste sus bases,
dejando el fondo destrozado.
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