Hay una página en internet donde puedes mirar el cielo del día en el que naciste.
Inmiscuirte en las constelaciones, en las nebulosas y en el giro de los planetas.
Aun no he buscado el día en el que nos conocimos.
Es algo tan lejano que me asusta.
Me asusta volver a ver esos ojos cerrándose al encontrarnos,
el puño apretado alrededor de una tila,
que luego fue una cerveza.
Se me vino encima todo el cosmos,
invitándome a hacer escapismo y no volver a mirar al cielo de la misma forma.
Sé que sería tóxico buscar el cielo del día en el que nos conocimos.
Que sería dañino.
Pero estoy cosiéndome las estrellas a la espalda,
para acabar tejiendo una capa que me proteja de lo oscuro del universo,
de lo que no se puede ver,
del destino.
Pues no creo en él, pero a veces me llama y me acoge entre sus brazos,
haciéndome pequeñita.
He volado, he dirigido mi mirada al cielo de aquel día,
y los meteoritos se han acostado en mi cama,
dejándome el hueco exacto donde antes tu cabías.
Y es que volver al espacio se me hace irónico y a la vez lo más lógico.
2 comentarios:
… y los meteoritos se han acostado en mi cama,
dejándome el hueco exacto donde antes tu cabías.
Impresionante esta metáfora.
No menos, el resto,
ese oscuro universo.
Hay recuerdos
tóxicos,
en un cielo niebloso, del ayer,
que nubla el pensamiento.
Un cielo del presente
que libera la mente,
mira éste,
limpio, con aromas silvestres,
primaverales,
embriagando tu corazón.
Magnífico!!!
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