Universos infinitos.

He arrancado la carrera con el pie izquierdo,

pero no he tropezado.

Me salvó el levitar de las cosas sin hacer que cargo en la espalda.

Me salvó, quizá, la ansiedad del futuro o la tristeza del pasado.

Algo me hizo salir corriendo y no sé qué.

He leído por ahí que son mis formas de acabar las que me ayudan a empezar.

O qué se yo,

la esperanza del camino que se clava en mi cabeza.